Desde que en junio de 2013 se obligase el certificado energético de viviendas existentes, ya podemos tener las primeras conclusiones. Tenemos un parque residencial muy deficiente por su edad y derrochadores de energía, ya que el 43% de las viviendas ha resultado con la letra G (la calificación más baja), por lo tanto, tenemos una asignatura pendiente…
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La realidad del certificado energético
